miércoles, 13 de junio de 2007

En Viña 89

Emmanuel: No podía fallar

Dos Antorchas recibió este astro mexicano por su actuación en Viña del Mar. Con él se desató una euforia, y hoy su nombre es sinónimo de calidad y perfección; sin duda, lo mejor de este Festival.



En el hotel Miramar se vivieron días de verdadera locura, cada vez que caminaba por los pasillos alfombrados o que compartía un jugo de naranjas con su esposa, la prensa nacional y extranjera lo acosaba con sus preguntas y un centenar de mujeres quería besarlo. En el Miramar, Emmanuel fue la mayor atracción y, como todo un triunfador, se dio tiempo para mandar saludos radiales, fotografiarse con algunas pequeñas, y, por sobre todas las cosas, se dio tiempo para compartir con su familia en total tranquilidad.
Es verdad que hubo movimiento y un ajetreo inmenso de conferencias y exclusivas. La imagen de Emmanuel, rodeado por sus representantes y jefes de seguridad, se repetía una y otra vez. Cuando entraba a un auto, cuando ingresaba a bambalinas, o en su show, cuando se acercaba a uno de los extremos de los escenarios. Siempre lo cuidaban.
Dos antorchas, miles de aplausos y mucho sudor, fue el sentimiento más significativo de sus actuaciones realizadas en el escenario de la Quinta Vergara. En esas dos noches se vivieron la magia y la fantasía, sus canciones y movimientos hacían soltar de improviso un alarido y una mirada soñadora. No había quien no quisiera tocarlo, saludarlo o mirarlo más de cerca.
Lo dio todo arriba del escenario y el efecto que provocó en la gente fue casi frenético. Las luces, su vos y esa cadencia al bailar hicieron levantar al público viñamarino y gritar a todo pulmón. Un movimiento de cadera, alguna vuelta sugerente y un silencio escénico excitante, hicieron de Emmanuel un ídolo merecido y admirado. Con verdadera calidad.
No fue el divo inalcanzable ni el artista escondido detrás de unos lentes oscuros. Emmanuel fue cortesía y llanura. Siempre dispuesto, impecable en sus respuestas y claro en sus conceptos de vida y trabajo. Con malla negra ajustada o con un jeans desteñido. Emmanuel es el mismo, disciplinado, tranquilo y sincero "Estoy contento, todo esto es maravilloso", dijo cuando finalizó una de sus actuaciones. Y en cada una de sus respuestas enfatizó el cariño del público y la tremenda comunicación que ahí se produjo. "Los tengo en mi corazón y veo que, a pesar del tiempo que no he venido, sigue habiendo cariño y ustedes son capaces de entender mi sentimiento al cantar, son capaces de vibrar con las mismas cosas."
El espectáculo fue toda pasión, calor y verdad. Y Emmanuel estuvo ¡fantástico!, ¡estupendo!.... dijeron todos los medios de comunicación.
Pocos días estuvo en nuestro país, pero fueron los suficientes para provocar la conmoción. Largas esperas, miles de conversaciones y desajustes de última hora matizaron el deseado encuentro para una entrevista. Primero en el hotel, luego en una afanosa carrera automovilística, cuando se dirigía a un programa de televisión y, finalmente, en el último día de su estada en nuestro país logramos tener unos minutos de calma y forjar una conversación distinta, donde conocimos algo más de este interesante mexicano, que se lució íntegramente en esta trigésima versión del certamen viñamarino.


Emmanuel, ¿te consideras un hombre sensual arribo del escenario?

Creo que dentro de mi show hay momentos rítmicos, dulces, fuertes, sensuales y sumamente románticos. Todo depende de la canción, si canto algo violento, pues mi posición no va a ser sensual. Sin embargo, cuando la letra es intimista y alude al amor que hay entre un hombre y una mujer, entonces, sí será muy sensual, y toda mi voz y todo mi cuerpo estarán al servicio de ese mensaje específico. Creo que Emmanuel no es esto o lo otro, sino más bien una totalidad muy sensible y verdadera. Porque lo que yo entregué estas dos noches estuvo colmado de sentimiento y calor..., lo demás se va dando.


Desde hace algunos años has incorporado a tu show elementos más plásticos, elementos que te apoyan visualmente arriba del escenario. ¿Cómo se presentó este cambio?

No hay una razón determinada, más bien la razón lógica de una evolución, de un crecimiento humano y espiritual. Hace cuatro años, cuando me presentaba en cualquier escenario, terminaba con una sensación muy extraña, me sentía insatisfecho de lo realizado.... algo hacía falta. A pesar de que me aplaudían, sabía que eso no era lo que quería hacer. Así es que comencé a buscar un concepto, una idea específica sobre la cual trabajar; de esta forma nacieron mis primeros shows: "La obra". "La máquina del tiempo", "Las figuras" y "Entre lunas". Cada uno de ellos tiene una duración máxima de un año de presentación, por lo que próximamente presentaré en mi país un siguiente espectáculo llamado "Transformación".


Al parecer, has buscado algo más de ti para poder entregarlo en el escenario, algo más personal...

Lo que pasa es que antes era puro sentimiento y nada de producción. Ahora he creado un marco distinto para entregar lo que quiero decir. Pero, sin cariño, sin una entrega verdadera, ningún esfuerzo de iluminación o planteamiento escénico podría resultar. La magia de todo esto está en dejarse llevar, en canalizar libremente lo que el público entrega. Y yo en esas dos noches de Festival me sentí inmensamente feliz y entregué todo lo que podía dar.


¿Qué le falta a Emmanuel para seguir creciendo?

Lo que realmente me gustaría hacer es una película, pero algo hecho con calidad y categoría. He leído muchos guiones, pero ninguno me ha gustado en su totalidad.


Prefieres algún tema determinado...

- No. Ninguno. Sólo espero poder desarrollar en la mejor forma un buen personaje y lograr una actuación de calidad. Pienso que la temática es importante, pero lo que determina es el tratamiento que se le dé.


Emmanuel, cuando estás cantando, inevitablemente las mujeres te gritan, y más de alguna ha soñado contigo, más de alguna ha tenido una fantasía. ¿Qué les dirías a ellas?

Bueno, pues, que no se preocupen, porque yo también tengo mis fantasías. Creo que todas son muy hermosas y simpáticas. Espero que a ninguna se le pase ese "amor" que sienten por mí, porque yo de una forma muy especial también las quiero.


Al momento que llegas a un lugar, una gran multitud quiere tocarte, besarte, fotografiarse a tu lado. ¿Sientes una sensación especial cuando eso ocurre?

Mira, hay muchas sensaciones, pero la más importante es la de no fallar. No desilusionar a toda esa gente, uno no puede darse el lujo de equivocarse. Estimo que eso es lo único que importa, es el único sentimiento más vital. La responsabilidad de un artista es importantísima y muy determinante. Para lo que hay que seguir trabajando y perfeccionándose. En este momento estoy lleno de ternura y eso es hermoso.


¿Cuáles son las cosas que te hacen reflexionar?

La violencia, la injusticia, el amor, la polución, el hambre, Dios, un niño, el futuro. Creo que el ser humano completo se está acabando inexorablemente, y cada vez cae en un abismo muy solitario y oscuro.


Emmanuel, ¿cuáles son las prioridades en tu vida?

La familia y el trabajo, en ese orden.


¿Te es difícil ser un buen padre?

Realmente no sé lo que es ser un buen padre. Lo que sí sé es que les he dado mucho amor, les presto atención, trato de educarlos de la mejor manera, les doy seguridad y converso para que ellos tengan un criterio propio, una visión frente a la vida, que sean personas sanas y claras en su forma de vivir. Que tengan un desarrollo social adaptado, que tengan su originalidad y fuerza. No sé si para conseguir esto hay que estar mucho tiempo con los hijos, o más bien hay que sentir intensamente con ellos. Creo que no es necesario ser un artista para no estar mucho tiempo con los hijos. Hay muchas personas que llegan todos los días a sus casas y ni siquiera se enteran de los progresos y cambios de los niños. Cuando estoy con ellos, me preocupo mucho. Los paso a dejar y a buscar al colegio, estudiamos juntos, salimos a cabalgar, hacemos el desayuno. Y muchas veces no asisten a clases para poder disfrutar más tiempo de. nuestra compañía, porque es increíble cómo se nos pasa la vida en enfrascamientos laborales y sociales, y dejamos de lado lo que reaImente nos debería importar mucho más. Mis hijos son todo para mí.


Finalmente, Emmanuel, ¿sólo te vas con dos Antorchas?

Con dos Antorchas y un recuerdo precioso de dos noches inolvidables. Sinceramente estoy muy feliz, y más feliz cuando pienso que entre el público y yo hubo energía, sentimiento y cariño.
La última palabra, el último sorbo de café y el griterío amenazaba afuera. Emmanuel entre autógrafos, focos y forcejeos se alejó de toda la magia festivalera, dejando a su paso un gran suspiro de ilusión y nostalgia, algo así como un reconocimiento espiritual para el hombre cuidadoso, medido y dedicado.



Revista Vea Nº2.586, semana del 23 de febrero al 1 de marzo de 1989

No hay comentarios: